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  • Foto del escritorC.P.F. Luis Javier Arreguin

Emprender en el período Post COVID 19

La pandemia de Virus COVID-19 está teniendo un alto costo en vidas humanas, causando gran sufrimiento y temor en todo el mundo, lo que no solo ha provocado una gran crisis de salud pública, sino que también ha traído consigo una de las crisis financieras, económicas y sociales más grandes del siglo XXI. La ola de la rápida propagación del Virus COVID-19 ha logrado paralizar rápidamente a Gobiernos, mercados financieros, producciones, y expectativas.

Los estragos económicos avanzan con toda rapidez entre las mayores economías de la región. Países como Brasil, Chile, México, Argentina, Perú y Colombia están viendo cómo el valor de sus monedas empieza a caer debido a la veloz fuga de capitales que eligen algunos inversionistas que, ante la incertidumbre financiera que deja la ahora pandemia mundial, buscan refugiarse en divisas más seguras como el dólar.


A nivel general se puede decir que las cifras apuntan a una importante recesión en toda Latinoamérica, más allá de la renta petrolera, la cual sin duda alguna es una importante fuente de ingreso directo para la mayoría de los países, matemáticam


ente la producción interna y externa se ha paralizado, haciendo que muchas empresas se declaren en quiebra y ocasione un incremento en el desempleo regional. Gran parte de los países del continente han iniciado la activación de planes de emergencia, utilizando ayudas financieras para enfrentar los tiempos venideros. No obstante, puede que esos planes no sean suficientes para los tiempos que se avecinan.

En esencia, Latinoamérica representa una región muy propensa al intercambio y comercio internacional; su gran y acelerada debacle deriva de su intensa y profunda relación con China, su principal socio comercial y punto de origen de Covid-19, con quien mantiene alianzas para la exportación de hidrocarburos y materia prima como el petróleo, cobre, maíz, soya, entre otros; al bajar, el panorama para los países de la región se transforma en un futuro cercano muy incierto.

Esto crea una situación de alarma, según la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) el crecimiento económico global puede verse afectado y caer hasta la mitad si la propagación del Covid-19 alcanza unos niveles mayores a los que se encuentra actualmente y el problema se extiende aún más en el tiempo; panorama desalentador ya que, desde que apareció la enfermedad, no ha hecho sino extender su perímetro de vulnerabilidad, penetrando ya en Italia y España.

Es muy importante es comprender que la crisis actual es sin precedentes porque transformó de una absolutamente disruptiva y global los hábitos de vida, de compra y consumo de los seres humanos. La distancia social, ya sea de manera voluntaria o impuesta elevó la conciencia de algunos, el miedo de otros, y muchos de los efectos de esta pandemia prometen incorporarse de manera permanente o al menos duradera en la sociedad actual. Por supuesto, antes de esta, hubo crisis significativas y también burbujas comerciales. Son eventos que, de manera cíclica, se han repetido en las sociedades y desde el punto de vista de vista económico pueden considerarse “normales”. Sin embargo, esta Crisis del COVID-19 es totalmente distinta porque paralizó de manera sorprendente el aparato productivo de muchos países y cambió los hábitos del planeta entero.

Cabe recordar que, desde el punto de vista económico, cualquier deseo del ser humano se considera una necesidad, sin importar lo superfluo que parezca. Ahora, las sociedades se centran en lo básico, lo indispensable: la comida y la salud. No solo los gobiernos deciden cómo afrontar la pandemia y cómo frenar la curva de propagación del contagio. Las empresas también han tenido que paralizar labores y las personas llegan al punto de preguntarse ¿qué es lo esencial? ¿qué es lo indispensable y ¿cómo disminuir las pérdidas?

Pero frente a la tempestad, la calma. Ya lo decía Mario Borghino “Innovar o morir” es un tiempo para reflexionar el futuro de la económica. Es común que todas las empresas se reinventen. Muchos de estos cambios se relacionan con su forma de manejarse, la metodología de producción e incluso la forma de llegar a los clientes consolidados y potenciales. Un proceso que además debe ser dinámico y evolutivo, teniendo en cuenta no quedarse atrás. Basados en esa premisa, es necesario mantener despierto al personal y promover una cultura organizacional que sea apta para el cambio, buscando adaptarse continuamente, planificando una estrategia que permita adaptaciones constantes en lugar de cambios abruptos. Manteniendo un enfoque evolutivo llevado al ámbito comercial, la tecnología abre diariamente nuevos mercados, por lo que las empresas ya consolidadas deben de alguna manera adaptarse y evolucionar, promoviendo valores y habilidades que les permitan perdurar, sin importar cual difíciles sean las nuevas circunstancias.

No existe una fórmula secreta para innovar. Da igual si un líder desea cambiar el mundo o mejorar un proceso dentro de una línea de producción. Tampoco importa si decide capitalizarlo mediante una patente, un secreto bien guardado o hacerlo mediante una comunidad abierta. La meta es la misma y puede conseguirse por distintas vías. Pero independientemente de la filosofía elegida, la cultura empresarial que se profese, el tipo de innovación que se persigue o las estrategias utilizadas, lo más importante es la coherencia que debería reinar en esa búsqueda.

Sobre el miedo a emprender en tiempos de baja demanda La afirmación de que en tiempos de crisis no existe demanda es falsa. La demanda sufre variaciones, aumentando y disminuyendo en algún sector o para algún producto o servicio determinado. Por eso, cuando se decide innovar es fundamental hacer un análisis de este factor y del comportamiento de los clientes. Este será un punto clave que indicará el posible éxito o fracaso de cualquier proyecto. Se debe dedicar tiempo suficiente a reflexionar sobre donde está la demanda y si la idea de negocio se enmarca en sectores donde la demanda se mantiene, aumenta, o al menos tiene posibilidades de aumentar. Como mínimo que sea suficiente para hacer viable el proyecto empresarial y que las expectativas de su evolución sean favorables. También conviene analizar cómo reconstruir las fronteras del mercado

La paralización de las empresas y la disminución o en muchos casos, la pérdida del flujo de trabajo, redujo los ingresos de contratantes y empleados. Diseñar una estrategia para retomar la senda y fomentar el consumo tiene una dependencia local, donde cada país, estado, ciudad, o incluso comunidad, son mercados completamente diferentes en cuanto a hábitos y tipos de consumo. Teniendo en cuenta que incluso las temporadas tienden a cambiar el impacto en la forma de comprar y gastar, la estrategia a desarrollar debe ser bastante puntual y enfocada a un lapso de tiempo corto, ajustando de forma puntual los factores que no estén funcionando según lo previsto.

Una estrategia posible para fomentar y retomar el consumo, lo que a su vez representará un aumento generalizado de la demanda de bienes, productos y servicios, debe hacer hincapié en dichas variaciones y diseñarse para la realidad de confinamiento, con miras a la reactivación de las actividades en cuanto se supere la crisis y reduciendo al mínimo cualquier gasto innecesario. Fomentar el consumo de bienes, productos y servicios locales Este puede ser el momento ideal para la introducción de nuevos productos. Regularmente, los compradores tienen preferencias de productos y bienes que ya han consumido anteriormente, esto basado en sus repetidas experiencias de consumo satisfactorio, al punto de fidelizarse con ciertas marcas. Sin embargo, si la cadena de comercialización o distribución de los productos comúnmente usados se rompe, los sustitutos locales tienen una oportunidad de conquistar a usuarios que antes, ni los habrían notado.

Otra ventaja del consumo de productos locales puede ser el precio, lo que podría ser un detonante para aumentar la demanda del mercado, ya que el consumidor general se encuentra sufriendo los efectos de la crisis. Esta es una buena estrategia para entrar a los hogares, ofreciendo productos con características similares a las que antes consumían, pero a menor costo. Entender a los consumidores. Tener un objetivo en común en toda la compañía. Dejar claro que no importa en qué departamento estés o qué contribución realices en el trabajo diario, al final está añadiendo ese valor al consumidor

Entender al cliente es la clave. Saber qué necesitan y escuchar qué quieren y cómo lo quieren permite poder ser ese bien sustituto que pueda pelear por un lugar en la preferencia del consumidor. En época de crisis innovar centrado en el cliente es el factor que te hará entender al mercado y poder dar un bien, producto o servicio favorable para un tiempo desfavorable.

»En los momentos de crisis solo la imaginación es más importante que el conocimiento» Albert Einstein

Referencias:

Arreguín, J. & Arreguín, L.. (2020). Emprender en Crisis.. Ciudad de México: AS Consulting Group.


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